El viernes tuve un horrible día en el trabajo y por las fechas que eran me puse a pensar y a darme cuenta que ahora en septiembre hacía un año de muchas cosas.
Hace un año estaba a punto de presentar el proyecto fin de carrera y con eso acababa Comunicación Audiovisual. Entregar el proyecto era el último paso (aunque Periodismo lo había terminado ya), el momento más esperado desde hacía muchos años cuando decidí que quería ser periodista. Atrás quedaban discusiones con padres y profesores por querer elegir esta carrera, clases cogiendo apuntes y otras en el césped, exámenes de todo tipo en febrero, junio e incluso septiembre, muchos trabajos y prácticas. El presente, lleno de ilusión. Un año después, poco ha cambiado.
Hace un año en el periódico en el que estaba me ofrecieron quedarme. Era un buen empleo y un buen sueldo. Pero lo rechacé por acabar la beca/empleo en el que estaba pensando que era lo mejor. Me equivoqué. Si ya era difícil conseguir un buen empleo de periodista, intentarlo recién licenciada en medio de una crisis, aún peor.
Hace un año dejé al joven con el que estaba saliendo porque la historia no daba para más. No me arrepiento de esa decisión pero fueron casi 4 años y es lógico que en muchos momentos le he echado de menos. Eso sí, hoy volvería a hacer lo mismo.
Hace un año estuve dudando si apuntarme a Ciencias Ambientales o no por la UNED. Y me pudo más el miedo a hacerlo por lo que ahora que me he apuntado me he dado cuenta que es como si hubiese perdido un año.
En todos estos pensamientos estaba, junto con mi mosqueo por el curro, cuando al entrar en la estación de cercanía de Getafe Centro se me acercaron unas jóvenes con una hucha. "Una ayuda para la lucha contra el Alzheimer", me dijeron. Recogían fondos porque el lunes, mañana, es el Día Mundial del Alzheimer.
Entonces me di cuenta que yo podía recordar todo lo que había hecho hace un año y que por muy malas que me pareciesen ahora algunas de mis decisiones, sin ellas y sin su recuerdo no habría llegado hasta donde estoy ahora. O no sería capaz de saberlo, que es aún peor.
Ojalá la medicina pueda vencer a esa enfermedad para que todo el mundo sea capaz de recordar lo bueno y lo malo porque al final es lo que nos hace estar vivos.
6 comentarios:
Buen post, compañera.
más que bueno, ¡genial! ;)
eh..yo soy de alcala y me leo el diario casi todos los dias...
Absolutamente de acuerdo.
La vida al final son tan sólo recuerdos.
Es por esa cabecita -con la que de vez en cuando piensas así- por la que te queremos quienes te conocemos.
Besacos y ánimo, que la vida es bella y aún nos quedan muchos altos y bajos por delante. Gracias al cielo.
Bello y bien escrito. Me alegro de que seas capaz de evaluar tu vida y la de los otros, poner las cosas en su lugar y, pese a todo, sentirte afortunada. Es una bendición que poca gente tiene.
La verdad, darte la enhorabuena por tan profunda reflexión... Hace no mucho vi uno de los mejores anuncios al respecto: "Regala Memoria"
Si alguno lo desea que me lo pida y se lo paso
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