miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hallo, wo bin ich?

Desde el Starbucks de una de las calles principales de Leipzig estoy escribiendo... exáctamente desde aqui:

Como era de esperar, yo con la suerte que tengo con las conexiones a internet y las residencias, hasta el día 1 no tengo conexión. Y de wifi puedo olvidarme. He tenido que adquirir un cable de red porque va conectado.... vamos, que Muro de Berlín no tendrán pero si están casi en la URSS. Y el porqué tengo que esperarme hasta el día 1 supongo que es porque empiezo a pagar en octubre (o eso espero).

De todas formas, comenzaré por el principio y recordemos que el lunes me toco irme a dormir sin poder hacer el check-in para el vuelo Madrid- Frankfurt asi que me tocó madrugar aún más.... Y yo, tonta de mi esperando que no hubiese plazas en economy y tener que ir a business.

Por supuesto, mi gozo en un pozo. Pero al menos caí bien al joven del mostrador de facturación que me dejó subir al avión con mi portátil (que menos mal que no pesó) y una maleta de mano de 14kg de peso. Como ponía que el máximo eran 8kg, yo, con mi cara de inocencia e ingenuidad, le expliqué que "el disco duro externo pesa mucho". Ja. Como mi maleta pesaba sólo 18kg me dejó.... (más tarde en el avión descubrí que no era para tanto, que el máximo eran 10kg y no los 8kg que ellos ponían en sus carteles de facturación)

Y me subí al avión. Y ya no puedo decir que nunca me han perdido una maleta. ¡Tantos viajes en avión y tantos aeropuertos recorridos diciendo a la gente "a mi nunca"... que tenía que ser ahora!. Ayer mi avión salió tarde (y eso que ni era día de huelga ni Iberia) pero como todos los aviones en los que yo me subo salen tarde no quise ni preocuparme. Por supuesto, tenía una hora y cuarto en Frankfurt de espera hasta el siguiente vuelo, del que me llevaría a Leipzig. Llegué con menos de 15min asi que eché a correr (aunque tampoco mucho) y yo claro que llegué. Mi maleta fue la que no. Y como lo esperaba, al ver que no salía decidí no estresarme. Me fui para el mostrador y tras darles mi dirección alemana me dijeron que a la tarde la tendría, que la iban a meter en el siguiente vuelo que era por la tarde.

En ese trance conocí a otra española que es quien está aquí a mi lado en el Starbucks. Ella va a estudiar otro master y de momento, gracias a ella tengo contacto con gente.

En la Leipzig Hauptbahnhof (es decir, la estación de tren) me esperaba un alemancito bastante mono que me dió unos papeles del master, las llaves de mi residencia y me dijo un "tienes que coger este metro". Y eso es lo que hice.

No comentaré muy detalladamente mi momento de "va a ser que esto sí que es la Europa del Este" ni mis impresiones sobre la residencia porque, estoy esperando conseguir otra. Sólo diré que aún no conozco a una de mis compis que es de Katajistán (¡que me pasa a mi con ese país!) y que la otra chica es polaca y aunque, un poco rara, es maja. Mañana si el apretado horario de mi master me lo permite intentaré, de nuevo, conseguir un cambio de residencia. Los motivos son varios:

- electrodomésticos y cocina: la española vive un poco más cerca y la suya (que es de los mismos) está totalmente renovada por lo que tiene una placa de cocina normal (de 4 fuegos y no 2) y ¡un microondas!. Su nevera, a pesar de ser Siemens, es normal pero más grande que la mía. Yo tengo simplemente una mierda de nevera medio rota, un mueble que tenía las puertas medio salidas (hoy se las llevó el Hausmeister, es decir, el casero/portero) y aunque el tamaño de mi cocina y mi baño es mayor, no compensa el no tener microondas.

- situación residencia: por muy bien que esté comunicada está lejos y al menos la de la española está a dos paradas de Strasse Bahn (tranvía) antes. Además, vivo en un 8 y el ascensor se queda en el 7. Y un octavo en Alemania con el frío que hace es, aún más frío.

- situación de mi habitación: a pesar de tener un pasillo muy mono, mi habitación se encuentra al otro lado. Es decir, tengo que acceder a través de la cocina y sólo me separa de esta pieza mi puerta. Paso de tener que ir al baño y volver en toalla saludando a mis compis mientras desayunan (sus habitaciones están en el pasillo entre el baño).

Ya me dijo la señora que gestiona la residencia que "mi contrato es de un año (y supuestamente sólo por aceptarlo vía internet ya me servía) y que por lo tanto (según ella) debía permanecer ahí un año. Ya le he dicho que yo elegí otra cosa. Mañana volveré.

Y de momento poco más. Aún no tengo platos pero si un vaso, leche, nesquik y cereales. Vamos que, ¡sobreviviré!






martes, 28 de septiembre de 2010

Despedidas, comienzos y recuerdos

¡Por fin! Ya está una maleta cerrada, otra casi (a falta del jamón y el chorizo) y una caja casi embalada. Siiii en una horas vuelo a Alemania. Mi aventura: hacer un "Master Course". Aún estoy un poco sin creerme que voy a volver a estudiar y esta vez dos años. Uno en tierras germanas; el otro, en polacas.

Pero, aunque no me lo crea, ya llevo unos días de despedidas. En unos casos ha sido tomando un café con nuevas amistades de este año; en otro, con viejas recordando otros viajes u otros momentos delante de una caña; con un simple desayuno con grandes amigos o compartiendo "media palmera"; y con otros, en una simple fiesta en la que se ve a mucha gente pero no se puede hacer caso a nadie (siento que no haber tenido el tiempo suficiente para poder dedicaros muchísimos más minutos). ¡Hay que ver la que montamos cuando en unos pocos meses, en navidades volveremos a juntarnos!

Conmigo me llevo unos cuantos regalitos que me servirán para no pasar frío, para decorar la habitación o simplemente, para acordarme de esa persona. Pero también me llevo muchos otros recuerdos de esos, que muchas veces no sabes ni que existen y que son importantes: llevo unas maletas que me recuerdan el viaje a Nueva York la pasada Semana Santa y la gente con la que estuve, otra que dejé a una amiga para que se fuese a Irlanda y que yo llevé a Londres, un candado para cerrarlas de una travesura que me hicieron hace muchísimos años (al comenzar la uni) por mi cumpleaños, un gorro para la lluvia del que seguro que quien me lo regaló casi ni se acuerda, unos collares y unos pendientes que, aunque no me ponga mucho en Madrid, sé que fuera los voy a usar y me van a recordar a otra persona querida, e incluso la chochera, que me compré en el viaje a Cuba justo antes de embarcar con mis amigas; un libro que me regalaron este año por mi cumple; un bolígrafo y una linterna de mi ex curro; la libreta que me regaló una gran amiga y el cuaderno que me regalaron en un pase de prensa de cine; esa bandera de la UE de la semana en Estrasburgo... Son muchos los recuerdos físicos que me van a acompañar en esta nueva etapa pero también los sentimentales. Como esas miradas, risas y abrazos con los amigos. O simplemente el recuerdo de esa cañita en ese bar de siempre...

Ahora es el momento de hacer nuevos. De crear otros mientras los que quedan aquí siguen creando los suyos. Y dentro de poco, ¡los compartiremos! Y si no, ¡ya llegarán otros con los que compartirlos! Muchas veces nos da miedo irnos porque tememos que nos olviden pero el ser humano está lleno de recuerdos y si sabes verlos, ahí quedará siempre esa persona (y quien no... ¡pues puerta!)

Despedirse es triste y todos nos llevamos muchos recuerdos. Sin embargo, ¡siempre tendremos la felicidad de esos nuevos comienzos en los que, en persona o virtualmente, nos acompañaremos! Porque como dice una amiga "sigue nadando". Y seguiré (y seguiremos).

PD. Gracias por esos recuerdos!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

la vaga se va....

Hoy es el primer día en mucho tiempo que me he levantado y no he mirado las alertas de infojobs, periodistas... que me llegan al email. Porque resulta, que de vez en cuando, las cosas salen. Eso sí, como siempre, a su manera.

Hace un año vi un máster muy interesante pero decidí esperarme otro curso para intentar conseguir una beca para el máster y porque, en ese momento estaba disfrutando de lo que consideraba una buena oportunidad laboral. Así que ya, de cara al curso 2010-2011 mandé los papeles del máster.

A últimos de julio de este año, me avisaron del máster comentándome que "in your case the final decision on the admission has not been taken yet". Y que el 31 de agosto se pondrían en contacto conmigo. Es decir, que no tenía plaza a menos que otro alumno decidiese que no merecía la pena pagar el máster y lo rechazase.

Mientras las vacas asturianas mitigaban mi frustración opté por seguir buscando másteres interesantes. Y en el caso de no encontrar ninguno fuera, quedarme en España haciendo un MBA mientras intentaba que saliese algún trabajillo.

Dicen que quien busca, encuentra. Así que encontré varios pero sólo de uno estaba el plazo abierto (el resto tenía que esperarme hasta el spring semester, que era otra opción). Mandé todos los papeles, a falta de la carta de recomendación académica, imposible de conseguir en el mes de agosto (¿qué profesor mira el correo en agosto?). Finalmente, conseguí una contestación: tres líneas mal escritas en inglés. Desde la secretaría del master me pidieron que el profesor escribiese más y le mandase directamente a ellos el email. Como los milagros sólo ocurren una vez, el profesor optó por ignorarme. Ayer terminaba el plazo.

Y cuando sobre las ocho de la noche iba a buscar a mi nuevo compañero de jogging iba yo pensando "vaya mala suerte que tengo. De un máster me dijeron que no en julio, del otro me lo van a decir ahora.... ¿Cuál tendrá que ser mi nuevo plan? Porque trabajo poco hay (aunque ya el mercado va moviéndose) y mi intención era seguir formándome.

Justo sobre esa hora entraban en mi correo dos emails con la confirmación que me habían aceptado.

El 30 de septiembre tengo que estar en Leipzig. Y el próximo año (es un máster de dos años) en Wroclaw, que no, no es Varsovia sino Breslavia.

Asi que, sólo tengo que decir que ¡me voy a dar envidia a los blancos alemancitos con mi rico moreno asturmadrileño!