miércoles, 26 de agosto de 2009

La marabunta o cómo descubrí que el Alcalá tiene bastantes fans

En esta entrada iba a explicar cómo encontré un zapato gracias a una avispa pero casi muero a manos de una marabunta. Y todo por intentar volver a ser una joven deportista.
Todos los días digo que voy a salir a correr, actividad que suelo cambiar por ir a tomar cañas en un 90% de los casos . Y del 10% que queda, en un 9% de los días me puede la vaguería. Total que al final sólo salgo a correr un 1% de las veces que supuestamente iba a hacerlo. Hoy ha sido un día de esos, de ese pequeño tanto por ciento.
Como no podía hacer mi recorrido "habitual" ya que la zona está ocupada por la Feria (y por media ciudad) decidí tomar la ruta alternativa a pesar de que significaba pasar cerca del campo de fútbol del Alcalá y hoy había partido. Al salir de casa, oí mucho alboroto y pensé que el encuentro había acabado o estaba en su rect final. ¡Ay, que inocente fui!
Decidí no arriesgarme e irme por la calle paralela al estadio para evitar cruzarme con los seguidores del Alcalá y tras casi 30 minutos corriendo volví por la calle del estadio pensando que ya no habría nadie (y por costumbre). El resto es fácil de imaginar. Justo en el momento en el que yo pasaba por delante del estadio salían todos los fans del partido y cada uno tomaba a la dirección que más le convenía quedándome atrapada en medio de un montón de gente que me rodeaba y no me dejaba pasar. ¡Quién habría pensado que un equipo de segunda B tendría tantos seguidores!

lunes, 24 de agosto de 2009

La número 11

Y rompí ( o se rompió) el tacón del zapato. A las 7,44 horas según llegúé a la renfe. Podría contar lo triste que estoy por mis zapatos, lo bonitos y cómodos que eran y, por supuesto, que me costaron un dineral pero como esto no es Sexo en Nueva York sólo diré que por culpa del zapato he tenido que volver a casa y he perdido los autobuses que me dejan a horas normales en el curro por lo que hoy, que quería salir pronto, llegaré tardísimo al trabajo. Eso sí, al menos he aprovechado el tiempo para escribir este post y desayunar.

El comienzo II

Ya que no soy tan vaga, voy a acabar los antecedentes para llegar a diez:

7. Rompí el cristal de la nevera porque metí una tarta caliente (y como era consciente que estaba caliente la saqué del horno con los guantes especiales y la puse en la encimera encima de unos salvamanteles para echarle la mermelada. Y a continuación la metí en la nevera)

8. El tren que me llevaba a Heidelberg se rompió a 3 min de la estación de destino y tardé una hora más en conseguir llegar a Heidelberg.

9. Fui a las pre - campanadas superhormonada (aunque no recuerdo mucho las consecuencias) y, por si alguno no considera esto importante añado que casi se me quema una habitación por culpa de una camiseta y una lámpara.

10. Tras ir a un bar gay de Estrasburgo en el que me tomé un cubata de Tequila-Ginebra-Vodka (por 12 euros), coger preservativos y lubricantes para gays, acabé la noche sentada entre las dos puertas del hall del hotel bebiendo horchata y comiendo fatones y almendras garrapiñadas.

El comienzo

Hoy estuve tomando cañas con una amiga. Si ya sé que eso no es raro. Y también me compré dos pares de zapatos (ya, que tampoco es raro) pero visto que la joven me consideraba bastante vaga y que como no estoy muy segura si es que mi vida es un poco rara o es que a mí me lo parece he decidido abrir un blog. Con esto demostraré no sólo a mi amiga que no soy tan vaga como parezco sino que podré tachar otra actividad de esa lista (si, imaginaria) de cosas que siempre dije que haría.

Lo primero es presentar los antecedentes que me han hecho darme cuenta el porqué debía tener un blog. Y es que en más o menos un año:
1. Se me ha caído un coche por una cuesta
2. También se me ha caído el techo del curro (de un edificio nuevo)
3. Mi profesora del proyecto me abandonó unos días antes de presentarlo
4. Haciendo el camino de Santiago coincidí con un joven que resultó ser el primo de una compañera de la uni.
5. Estuve en Estrasburgo dos veces, una de ellas durante una semana y me quedé sin ver la catedral. Eso sí, vi la ciudad tomada por la OTAN.
6. Ahogué un móvil en un litro de cerveza (En la cervecería más famosa de Munich. Yo siempre con estilo, claro)

Y seguro que muchas más, pero 6 ya son razones suficientes y esto ni son los mandamientos ni un decálogo.