martes, 10 de noviembre de 2009

Lo que NO se debe hacer en bici

Yo iba a hablar de Alcine, ese maravilloso festival de cine que va ya por su 39 edición y para el que tenía, a falta de un pase, 3 pases. Pero, el destino no lo ha querido.

Cuando el pasado viernes volví a mi casa descubrí que mi modem había pasado a mejor vida. Al menos tuvo una muerte tranquila porque ni se quemó ni se cayó ni nada. Simplemente murió. Y gracias a él ya tenía tarea para el sábado por la mañana.

Como parecía que hacía un buen dí y o tardaba un buen rato hasta el Media Markt si iba andando o sino tenía que esperar el bus opté por la bici. Además, uno de los pocos carriles bicis de mi ciudad sale de mi barrio y acababa en mi destino así que encima las infraestructuras estaban de mi parte.

Mientras pagaba mi modem tuve una revelación: iba a caerme. Y pensé "uy este modelo no me cabeen la mochila, debería o coger otro o pasar por Decathlon a comprarme una mochila más grande". Pero hice caso omiso a mi sexto sentido y decidí que con mucho cuidado podía llevar la bolsa colgada del manillar.

Asi que, tras hacer unos recados y perder 40 minutos de mi vida en la tienda de Yoigo, me volví a subir a mi bici y me puse a peladear. Ya había alcanzando terreno seguro (el carril bici) cuando una ráfaga de aire consiguió lo que piedras, caminos, puertas, ventanas (bueno en este caso no todas) y paredes no había conseguido: hacerme una brecha.

Sólo diré que me ví en el suelo, llena de sangre (tanto yo como el carril bici) y con mis gafas de sol a 20 metros. Al momento pararon varios coches que decidieron calmarme y una mujer me puso la mano en la cabeza para evitar que el chorro saliese. Yo, una vez que vi que mis gafas estaban bien, opté por preocuparme ya que no podía ver la gravedad de mi lesión.

Por supuesto, llamaron al 112 y mi preocupación cambió por mis hormonas. ¡Un chico guapo me decía que me acercaba él al hospital! No se lo permitieron (además, yo no pensaba dejar mi bici así porque sí por muy bueno que estuviese el pavo) y el joven se marchó con el rabo entre las piernas. A cambio apareció otro joven que era técnico de emergencias de la Cruz Roja que me puso una venda y vio que tampoco mi brecha era para tanto. LLamé a mi hermano para que viniese a por la bicicleta, vino la policía (que se llevó la bici a comisaría), la ambulancia y me fui, con la manta que me había dejado una mujer que era majísima, al hospital.

En el hospital me curaron, vieron que no necesitaba puntos y me mandaron para casita con un parte médico que decía que tenía que tomarme ibuprofeno y ponerme hielo y una estupenda hoja (que os escanearé) según la cual no podía comer nada en 12 horas ¿y cómo iba a tomarme la pastilla con el estómago vacío?) ni ver la tele, leer...

Como eran "consejos" decidí comer un trozo de pizza y ponerme a instalar el modem. Ese que no funciona.

1 comentario:

Laura dijo...

Qué maja es la gente de Alcalá. Como te pase eso en el carril bici de Fuenlabrada, más te vale tener a mano el móvil para llamar a algún ser querido que vaya a recogerte.