Pero, aunque no me lo crea, ya llevo unos días de despedidas. En unos casos ha sido tomando un café con nuevas amistades de este año; en otro, con viejas recordando otros viajes u otros momentos delante de una caña; con un simple desayuno con grandes amigos o compartiendo "media palmera"; y con otros, en una simple fiesta en la que se ve a mucha gente pero no se puede hacer caso a nadie (siento que no haber tenido el tiempo suficiente para poder dedicaros muchísimos más minutos). ¡Hay que ver la que montamos cuando en unos pocos meses, en navidades volveremos a juntarnos!
Conmigo me llevo unos cuantos regalitos que me servirán para no pasar frío, para decorar la habitación o simplemente, para acordarme de esa persona. Pero también me llevo muchos otros recuerdos de esos, que muchas veces no sabes ni que existen y que son importantes: llevo unas maletas que me recuerdan el viaje a Nueva York la pasada Semana Santa y la gente con la que estuve, otra que dejé a una amiga para que se fuese a Irlanda y que yo llevé a Londres, un candado para cerrarlas de una travesura que me hicieron hace muchísimos años (al comenzar la uni) por mi cumpleaños, un gorro para la lluvia del que seguro que quien me lo regaló casi ni se acuerda, unos collares y unos pendientes que, aunque no me ponga mucho en Madrid, sé que fuera los voy a usar y me van a recordar a otra persona querida, e incluso la chochera, que me compré en el viaje a Cuba justo antes de embarcar con mis amigas; un libro que me regalaron este año por mi cumple; un bolígrafo y una linterna de mi ex curro; la libreta que me regaló una gran amiga y el cuaderno que me regalaron en un pase de prensa de cine; esa bandera de la UE de la semana en Estrasburgo... Son muchos los recuerdos físicos que me van a acompañar en esta nueva etapa pero también los sentimentales. Como esas miradas, risas y abrazos con los amigos. O simplemente el recuerdo de esa cañita en ese bar de siempre...
Ahora es el momento de hacer nuevos. De crear otros mientras los que quedan aquí siguen creando los suyos. Y dentro de poco, ¡los compartiremos! Y si no, ¡ya llegarán otros con los que compartirlos! Muchas veces nos da miedo irnos porque tememos que nos olviden pero el ser humano está lleno de recuerdos y si sabes verlos, ahí quedará siempre esa persona (y quien no... ¡pues puerta!)
Despedirse es triste y todos nos llevamos muchos recuerdos. Sin embargo, ¡siempre tendremos la felicidad de esos nuevos comienzos en los que, en persona o virtualmente, nos acompañaremos! Porque como dice una amiga "sigue nadando". Y seguiré (y seguiremos).
PD. Gracias por esos recuerdos!
1 comentario:
Las despedidas no existen entre amigos. Hasta luego, hermanita.
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