martes, 27 de septiembre de 2011

El otro lado del atlántico

Aunque la idea de actualizar el blog para contar todos los detalles de mi semestre trasatlántico pero, por supuesto, he cambiado de moneda y de huso horario pero aún me sigue caracterizando el rasgo que da título al blog. Eso, y que el primer mes en una ciudad nueva siempre es excitante, angustioso, divertido, loco... y lo que menos tiene uno es tiempo. O mejor dicho, ya que el tiempo siempre está ahí, uno decide invertir su tiempo en otra cosa.

Estos últimos días he pensado mucho en el tiempo y aunque suena totalmente repetitivo, ¡qué rápido pasa!. Muchas veces miramos atrás y pensamos en el tiempo malgastado, en lo que no hemos hecho, en cómo la gente va cambiando, creciendo, envejeciendo. Y es que, en muchos casos miramos al tiempo con malos ojos o  pidiéndole explicaciones. Estos días, en mi caso lo he mirado a través de los conocimientos adquiridos en un año, de las experiencias vividas y como, todo ese pasado, que parece que a veces  no tenía sentido, fluye. O quizá  es que yo le he buscado. No lo tengo muy claro. 

Coincidencias de la vida, acabo de buscar el día exacto que estos dos años de mi vida más o menos comenzaron, el día que volé a Leipzig por primera vez. 26 de septiembre de 2010.Un año (y un día) más tarde, me encuentro en el mismo master pero en una situación que nunca habría imaginado. ¿Ana en Canada? ¿En Halifax, una ciudad que ni sabía que existía? Pero eso no es lo único. Hace un año apenas sabía quienes eran Edward Said o Noam Chomsky. Hoy, vivo en una casa con todas las publicaciones de estos dos autores.

Desgraciadamente, los libros no son míos. Son del dueño de la casa donde actualmente resido. Él es un iraní que salió huyendo del país, a travéa qs de las montañas, cuando comenzó la revolución. Desde entonces, no ha podido volver a su patria aunque creo que se considera bastante canadiense tras vivir años en este país donde estudió y donde vive la mayoría de su familia, como sus padres. Sus hijos viven en Alemania, país en el que también ha residido al igual que en USA. Por lo que sé, se dedica a algo relacionado con la bolsa y las finanzas aunque de lo que le gusta hablar es de... fútbol.  Creo que fui a caer en la única casa en si no todo Canadá, seguro que en Halifax, donde existe un fanático del deporte estrella europeo. Mientras escribo estas líneas está en su sala de televisión disfrutando del Bayern contra el Manchester City, con el otro componente de la casa: un estudiante que también está aquí un semestre, y va a la universidad "rival" y que, como buen alemán que es se llama Steffan.

En un principio, el dueño iba a alquilar sólo una habitación (la de Steffan) ya que la casa no tenía más, pero una vez su hijo decidió que quería venir a partir de enero a estudiar a Halifax, Kamran- que así se llama el dueño- optó por alquilar dos habitaciones y así ahorrar lo suficiente para no tener que estar alquilando nada el próximo semestre. Asi que, optó por alquilarme (de esto me enteré una vez dije que sí a la otra habitación) el dormitorio principal ya que él no lo usaba porque se quedaba - y se queda- dormido en su sala de televisión en el sofá que tiene ahí. Y como mi habitación no iba a tener tele... ¡me hacía descuento!. Aunque la situación sonaba rara porque sólo tengo la mitad del armario (el hombre tiene que tener su ropa en algún lado) todo ha resultado muy normal y yo me encuentro muy cómoda. Incluso, ya que no tengo mesa (propiamente dicho), puedo usar su despacho.  A parte de pagar por mi habitación mensualmente, tengo que ocuparme de comprar unos productos básicos  aunque la mayoría de esos productos los aporta él. E incluso, cuando cocina nos invita a unirnos o alguna mañana me ha hecho el café. Lo que ni mi padre hace en España. Por supuesto,  me tengo que ocupar de tener limpia mi habitación (aunque él cambia las flores semanalmente) y una vez cada dos semanas tengo que limpiar el cuarto de baño. 
Creo que para explicar esto úlitmo necesitaría un post entero asi que sólo diré: se tarda unos 40-60 min en limpiar y para ello tengo que emplear unos 7 productos distintos. Pero una vez que aprendes el proceso, no es para tanto... total, el dueño se encarga del resto de la casa y tenemos lavavajillas aunque hay aún otras normas relacionadas con el orden y la limpieza, que dejo para otra ocasión.

Mi vida universitaria es bastante provechosa una vez he decidido que este semestre no quería seguir discutiendo si la globalización existía o no. Que quería economía y desarrollo sostenible. Asi que he escogido mis tres asignaturas (suena fácil eh? pues pensad que se como si tuviese unas 8-10 en España) relacionadas con ello. Y además asisto como oyente a otra y voy a clases de hablar de francés. 

Esto puede ser Canadá pero la universidad sigue el modelo estadounidense: la primera semana los padres de los primerizos tenían también actividades y creo que es obligatorio que los alumnos de primer año vivan en residencia donde por supuesto, tienen plan (obligatorio) de comidas. Y por si algún padre estaba aún preocupado, tienen clases donde les enseñan a comer saludablemente y a cocinar y además, por las noches tienen personas que les acercan a su residencia desde la otra punta del campus para que no les pase nada (no he visto datos sobre violencia pero dudo que sean muy altos). Por supuesto, desde el primer día se han comprado todos el merchandising de la universidad (que para quien no lo sepa aún se llama Dalhousie y aunque en Canadá todas tienen más o menos el mismo nivel parecer ser que es de las mejores)  y tenemos un equipo de "Canadien football" (varía un poco respecto al americano) que se conoce como "The Tigers" porque los colores de la universidad son el amarillo y el negro. Por supuesto, hay cheerleaders.

No quiero entretenerme explicando cómo funciona la universidad porque es muy sencillo, lo único que necesitas es tener muchos dólares (canadienses). Porque, "welcome to America", la tierra de las oportunidades... con el bolsillo lleno. Los artículos y libros que necesitas para las clases no están libremente, no te dicen ni "vete a la biblioteca y los buscas". Te dicen "vas a la librería de la universidad y te compras el libro y el cuaderno con los artículos". Precio= 200 dólares. Derechos de copyright lo llaman.  Como servidora viene de Europa donde la universidad te deja acceder a sus bases de artículos y journals, se puso a buscar. Y a día de hoy he conseguido todo lo que necesitaba. Eso si, en favor de la universidad diré que si pides un libro que está en otra universidad en Canadá en dos o tres días lo tienen (espero que no se entere de eso mi pobre padre que le hice escanearme dos capítulos de sendos libros de la UAH pensando que las copias que pedí vía mi biblioteca tardarían casi un mes). Y como curiosidad: no está permitido llevar perfume en la universidad. No sea que provoques una reacción alérgica al vecino.

Del nivel de vida creo que hablaré en otro momento al igual de todo lo que está prohibido en este país. Eso sí, a pesar de todo ello, Halifax es una ciudad maravillosa y vivo tan cerca del puerto que oigo las sirenas muchas veces. Exceptuando el día que le da por llover, el tiempo es maravilloso. Y cuando tengo morriña, sólo tengo que mirar al océano y pensar que al otro lado está Europa.





2 comentarios:

La mujer del médico dijo...

wow lo de la colonia no me lo habías contado. Eso aquí en el trópico sería imposible!! Acostumbran a ir perfumados como camelias y, si no, dicen que hueles "a europeo". O sea mal. A partir de ahora corregiré diciendo que "a universitario canadiense". XD

Laura dijo...

Pues lo del perfume, ahora que lo pienso, no es ninguna tontería. Debe de haber algún componente de algunos perfumes que produce alergias, porque alguna en el metro me he puesto malísima. Normalmente suelen ser colonias de hombre muy fuertes, pero también me ha pasado con alguna señora. Al menos espero que la colonia tipo nenuco esté permitida.

Por cierto, estoy flipando con lo de las flores frescas cada semana.